sábado, 10 de enero de 2009

Giro de galaxias: Carmen Amaralis


Tengo que verte, sabes. Han sido largos años arrastrándome para evitar que toquen mi médula, y me lastimen fuerte. Necesito aliviarme, arrancar una a unas todas estas espinas. Necesito mirar esa nieve que me quemaba las mejillas y volver a sentir la cruz del sur tallada en mi pecho con pinceles de luz que se escurrían por el cristal de tus ventanas. Necesito volver a escuchar el murmullo del agua en aquel silencio de noches serenas donde me sentía cabeza de piedra, cuerpo arenoso, lodo bendito reposado en tu tierra.

Algo ha pasado con mi tiempo. Se disuelve en un remolino vertiginoso, siento el hoyo cada vez más cerca, más oscuro. Y sé que de ahí a la eternidad falta poco, y me resisto a diluirme sin antes volver a tocarte, a mirarme en ese verde que adorna tu rostro. Volver a fundirme en la lana tibia que acomodabas con tu ternura entre todas las grietas de mi cuerpo.

Esta pasión por tu espacio solo la explica ese vuelo del cóndor sobre tus praderas, y tu sonrisa franca llamándome “tu niña”. Te encontré, y no quiero, no deseo que vuelva a girar la Galaxia sin que se dé el reencuentro de mis sueños.

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