martes, 13 de enero de 2009

Pudiera ser que hoy: Socorro Mármol


Pudiera ser que hoy…
Aunque no sé; no sé. No estoy segura.
Fue demasiado larga la travesía del tedio.
¡Y tuve tanta sed
perdida entre la arena
del exhausto desierto de sus brazos...!

Pudiera ser que hoy… O quizá luego
al fin, me diera cuenta
de que ya no soy “Lázaro” rampante
envuelta en un insólito sudario.
No he de resucitar. Porque persisto
en esta asiduidad de seguir viva.

Para juramentarme
he puesto
la palma de mi mano sobre el Libro
que en el costado izquierdo
al ritmo ensangrentado de timbales
libra su desigual incertidumbre;
que bajo las costillas golpetea
una frugal canción extenuada:

Prometo por mi honor (superviviente)
guardarme de morir
con los primeros yelos
que van resquebrajándose
detrás. -Al otro lado del espejo
una sonrisa tibia, solitaria-.

Prometo no apagarme
dentro de algún salón despavorido
como un árbol de Pascua
lleno de paquetillos y de cintas,
con un ángel de corcho en lo más alto
proclamando pastores en huida
ciegos de tanta luz artificial.
Muda.
Sin pandereta.

Prometo por mi honor ser como un leño
-plantón de olivo verde-
de resabiada -y sabia- savia oculta
dispuesta a los milagros de la vida
que se va adelgazando a cada hora
celándole al mordisco de la escarcha
el oleo inquebrantable del latido.
Pudiera ser que hoy… O quizá luego.


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